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Mediterranean Studies |
DEA · Doctorate & Standing Seminar


This course is the result of an integration process of academic networks which work on European and Mediterranean issues. It is aimed at educating professionals with a specific vision, with the capacity to foment the integration among Europe, the South and the East Mediterranean. Therefore, the priority lines are: the evolution of the European integration and the operation of its institutions, the development of the legal and economic infrastructures, the development cooperation, the socio-economic European culture, the community policies and especially their Euro-Mediterranean projection. Thus it is offered a postgraduate course of excellence, which permits the acquisition of theoretical and practical knowledge and the expertness of its students in European Union issues.

Società Postmoderna e Pensiero Critico |
Europa, Secolo XX: L'identità Negata

Posiciones de Partida: Escenarios de Riesgo | Posizioni di partenza. Scenari di rischio

SYLLABUS_standingseminar


Pasajes. Posiciones de resistencia

01. Genesi della ragione critica: Kant - Marx - Freud - Nietzsche

02. Génesis de la (sin)razón moderna: Viena, Fin-de-Siècle

03. Traconoscenza e azione: Georg Simmel - Max Weber                                

04. A partir de Marx y Freud: La Scuola di Francoforte                                         

05. Teoría Crítica: Filosofiadell'Azione

06. Paradoja de una sociología activa: Il Collège de Sociologie

07. Pensare dopo Auschwitz: HannathArendt - Primo Lévi

08. Más allá de Marx y Freud: Gilles Deleuze - Jean F. Lyotard

09. La penséunique: Michel Foucault: L'ordinedeldiscorso

10. Sociología de combate: Pierre Bourdieu: Lezionesullalezione

11.Critica della ragion politica: Jacques Derrida

12. Postmodernidad Crítica: Resistenza e sottomissione

Posiciones de partida

Literatura | Soportes Bibliográficos



El Siglo XX nos ha dejado un campo de reflexión, hasta ahora nunca superado por otros anteriores. Por su complejidad. En él confluyeron sentimientos de lo más encontrados. Desde la esperanza hasta la frustración. Desde la tiranía y la muerte hasta la resistencia militante. A todos los niveles. Un siglo perdido para muchos. Un siglo por recuperar para otros. No sólo en el terreno político y social. Las diferentes posiciones teóricas y las propuestas de acción que, a menudo conllevaban, han generado manifestaciones culturales asimismo diversas. Desde la estética a la literaria y artística. Con evidente repercusión en otras esferas de la vida cotidiana. La recíproca contaminación de ambas esferas no siempre fue visible. Si bien fue registrada por los pensadores del momento.

Rastrear en este inmediato pasado sólo es posible repensando a sus protagonistas. A través del patrimonio que hemos heredado, de las huellas que éstos han dejado. Volver al tiempo de la creatividad intelectual de cada uno de ellos es, de alguna manera, dejar en suspenso la perspectiva desde la que ahora nos es posible hacerlo. Es decir, nuestro convulsivo tiempo, que regula una compleja red de información que venimos en llamar medios. Especialmente la dictadura de los mensajes y discursos televisivos. Que ha contaminado, a su vez, a la Universidad, cuestionando su función tradicional y redefiniendo el oficio de sus profesores e investigadores, generando expectativas profesionales para un futuro incierto.

Situarse en el tiempo de los protagonistas es, sin embargo, tarea difícil. Pero no imposible. Difícil, especialmente, porque esos tiempos no eran vividos de la misma manera por todos ellos. Es necesario hacer obra de ingeniería. Separar el tiempo real del tiempo psicológico y emotivo. Pero, paralelamente, es necesario separar los nuestros. Más confusos e inseguros, aún si cabe, que los de ellos.

El Siglo XX nos ha dejado también una estructura económica y social aún no consolidada. Y en crisis permanente. Una globalización que emerge al ritmo de egoístas intereses, geográfica y culturalmente horizontales, Pero con trágica repercusión y efectos a nivel vertical. Especialmente hacia el Sur.

La legitimación se llama ahora participación. Más simbólica que real. Porque es desigual la distribución de los beneficios, ahondando la brecha entre minorías que se enriquecen ostentosamente a costa del empobrecimiento progresivo de la gran mayoría. Pero que convierte en cómplices a esa masa anónima de votantes que, eso sí, legitiman un sistema económico-político injusto, que se llama democracia. Tener derechos es un logro. Pero no todos pueden hacer valer esos derechos formales en igualdad de condiciones y con similar eficacia y resultados.

El compromiso de los intelectuales y académicos debe ser ahora más manifiesto y militante. Haciendo norma de la responsabilidad. Un pensador que piensa en libertad no sería una pasión inútil. Si respeta las “reglas del juego”. Es decir, una investigación científicamente sólida. Que es lo mismo que recuperar eso que a lo largo del Siglo XX se llamó “función social de la ciencia”.

Se llama postmoderno a este tipo de visión y práctica. Pero se califica este quehacer desde una supuesta modernidad que no siempre es soporte de lo que llamamos postmoderno. La pérdida de identidad. Ése es el destino de nuestro tiempo. Al que hay que seguir haciendo frente. Precisamente ahora. Pérdida de identidad. No saber siquiera qué es dignidad. Qué integridad. Europa es el escenario. Testigo y cómplice de la barbarie. Responsable de la tragedia.

El pensamiento crítico es ahora, necesariamente, pensamiento a la defensiva. Clandestino, si es preciso. Resistente. Combativo. Si quiere ser coherente. Estar al servicio de una sociedad cada vez más perpleja, cada día más indecisa, insegura e indeterminada. Y que calificamos como postmoderna.

Para ello hay que ser valientes y denunciar la censura invisible de los medios. Instrumento de poder que controlan los poderosos. Censura invisible de las imágenes y discursos de la televisión, que han herido de muerte no sólo a la percepción estética y literaria de la ciudadanía. Mucho más grave es aún que el sometimiento demagógico de los medios a un deshumanizado plebiscito comercial haya también herido de muerte a la política, la justicia y la ciencia. Esto convierte la noticia, cualquier noticia, en una anécdota preocupante, pero que desaparece cuando, horas después, esa noticia deje de ser portada. Por muy trágica e impactante que nos haya resultado. Grave es que esa censura también contamine los espacios para la reflexión, teórica y práctica, que sólo puede ser efectiva si se hace en libertad.

*

Il ventesimo secolo ci ha lasciato un campo di riflessione inconcluso. Un secolo attraversato da sentimenti molto contrastanti: dalla speranza alla frustrazione, dalla tirannia e la morte alla resistenza militante. Un secolo “perso” per molti. Un secolo da “recuperare” per altri. Non solo sul piano politico e sociale. Le diverse posizioni teoriche e le proposte di azione hanno, spesso, generato a loro volta differenti manifestazioni culturali. Dal campo estetico a quello della letteratura e dell’arte: ciò ha avuto un impatto evidente anche su altri ambiti della vita quotidiana. Tale fenomeno di contaminazione, che non sempre risultava visibile non è, però, sfuggito ai pensatori dell’epoca.

Tracciare un’analisi di questo secolo passato è possibile solo ripensando ai suoi protagonisti attraverso il patrimonio che abbiamo da loro ereditato e attraverso le tracce che ci hanno lasciato. Tornare al tempo della creatività intellettuale di ciascuno di loro significa, in qualche modo, abbandonare la nostra prospettiva, il nostro tempo convulso che regola una complessa rete di informazioni che chiamiamo media. Sopratutto la dittatura dei messaggi e dei discorsi televisivi che ha contaminato, a sua volta, l’Università mettendo in discussione la sua tradizionale funzione e ridefinendo il ruolo di professori e ricercatori, generando aspettative professionali per un futuro incerto.

Collocarsi nella prospettiva dei protagonisti del secolo scorso è, tuttavia, un compito difficile. Ma non impossibile. Difficile, soprattutto perché quei tempi non sono stati vissuti allo stesso modo da tutti. Per farlo è necessario compiere un’opera di ingegneria. Separare il tempo reale dal tempo psicologico ed emotivo. Allo stesso tempo è necessario separare anche il nostro, più confuso e incerto, se possibile, del loro tempo.

Il XX secolo ci ha, inoltre, lasciato una struttura economica e sociale non ancora consolidata. E in crisi permanente. Una globalizzazione che si caratterizza da interessiegoistici, geograficamente e culturalmente orizzontali, ma con tragiche ripercussioni ed effetti a livello verticale. Sopratutto nei confronti del Sud.

La legittimità è ora chiamata partecipazione. In senso più simbolico che reale.  Questo perchè la distribuzione diseguale dei benefici amplia il divario tra una minoranza che si arricchisce ostentatamente a scapito del progressivo impoverimento della maggioranza. Tale fenomeno trasforma in complici la massa anonima di elettori che, in questo caso, legittimano un sistema economico e politico ingiusto che si chiama democrazia formale. Possedere diritti è una conquista. Ma non tutti possono rivendicare diritti formali in condizioni di uguaglianza e a partità di efficacia.

L'impegno degli intellettuali e degli accademici dovrebbe essere ora più visibile e militante. Facendo uso di un criterio di responsabilità. Un pensatore che pensa liberamente non è mai una passione inutile. Se si rispettano le «regole del gioco». Se, cioè, si realizza una ricerca scientificamente valida. Il che significa riprendere l’idea della"funzione sociale della scienza" che ha attraversato tutto il XX secolo. 

Si definisce postmoderna questa visione e questa pratica. Ma tale impostazione è segnata da una presunta modernità che non sempre è di sostegno a ciò che chiamiamo postmoderno. La perdita dell’identità: questo è il destino del nostro tempo al quale è necessario far fronte. Proprio adesso. Perdita di identità. Non sapere nemmeno cosa sia la dignità. Cosa l’integrità. L’Europa è lo scenario. Testimone e complice della barbarie. Responsabile della tragedia.

Il pensiero critico è ora necessariamente un pensiero sulla difensiva. Clandestino. Resistente. Combattivo. Se vuol essere coerente. Per essere al servizio di una società sempre più complessa e ogni giorno più indecisa, insicura e indeterminata. E che definiamo come postmoderna.

Per fare questo bisogna essere coraggiosi e denunciare la censura invisibile dei media. Uno strumento del potere controllato dai potenti. Una censura invisibile delle immagini e dei discorsi della televisione che ha ferito a morte non solo la percezione estetica e letteraria della cittadinanza. Molto più grave risulta l’asservimento demagogico dei media ad un disumanizzante plebiscito commerciale che a sua volta ha ferito a morte la politica, la giustizia e la scienza. Ciò significa che una notizia, qualunque notizia, è un episodio allarmante, che però scompare di colpo quando qualche ora dopo la stessa notizia  smette di essere riportata dai media. Per quanto tragica e sconvolgente ci sia sembrata. È grave che questa censura possa contaminare anche gli spazi di riflessione, teoria e pratica; una riflessione che può essere effettiva solo se si realizza in condizioni di libertà.



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